El desempleo y la función de producción

Recientemente han sido publicados los datos del Déficit Público en España durante el año 2015. El déficit ha alcanzado el 5,16% del PIB, alejado del 4,2% previsto por el gobierno, y mucho más alejado del objetivo permanente de la UE del 3%.

La razón fundamental de que exista déficit es porque los gastos públicos superan a los ingresos públicos, y como además el objetivo de déficit está referido al PIB, para reducir el déficit debemos tener en cuenta las siguientes tres metas:

-Reducir los gastos públicos

-Incrementar los ingresos públicos

-Aumentar el PIB

En este artículo que se sale un poco de la línea del blog, quiero mostrar la importancia que tiene la tasa de desempleo en el PIB de un país, y cómo las medidas del gobierno de cualquier país con un índice de desempleo tan elevado como el de España, deberían ir encaminadas en primer lugar a reducirlo, porque esta variable repercute en el PIB, en el gasto público y en los ingresos públicos.

La función de producción.

El PIB o Producto Interior Bruto refleja la producción de bienes y servicios en el interior de un país. La capacidad de un país para producir bienes y servicios determina los resultados económicos y el nivel de vida de sus ciudadanos, es por tanto una variable esencial entre los datos macroeconómicos.

Pero ¿de qué depende el nivel de producción?. Pues de los factores de producción siendo los más importantes el capital y el trabajo.  Además debemos tener en cuenta la eficacia con la que se utilizan los factores de producción, que se llama productividad, directamente relacionada con las mejoras tecnológicas y otros cambios en la economía que permitan utilizar más eficazmente el capital y el trabajo.

La función de Producción relaciona la cantidad de bienes y servicios producidos con las cantidades de capital y trabajo utilizadas. Su fórmula es la siguiente:

Y = A * f(K,N)

En dónde Y es la producción, A la productividad, K el capital y N el trabajo. Estudios empíricos muestran que suele adaptarse bien a una función de Cobb-Douglas del tipo:

Y = A * Ka * N1-a

Si nuestro objetivo último es aumentar la producción, podemos actuar sobre las tres variables de las que depende: productividad, capital y trabajo.

La productividad como hemos indicado mide la eficacia con la que se utilizan los factores de producción y su mejora está asociada a mejoras tecnológicas u otros cambios de la economía. Perturbaciones en la oferta de materias primas y energía también pueden producir variaciones en la productividad. Vamos a considerarla dada puesto que estas perturbaciones son por regla general impredecibles y en principio en una economía desarrollada los cambios tecnológicos se suponen ya incorporados.

El stock de capital de una economía varía lentamente en el tiempo con las nuevas inversiones y el desmantelamiento del capital obsoleto. Su efecto se ve en el largo plazo por lo que también lo vamos a considerar dado.

La cantidad de trabajo empleada en una economía si puede cambiar rápidamente, sobre todo en un país con una tasa de desempleo del 21%. Es decir esta es la medida en la que se deben centrar los gobiernos para aumentar la producción de bienes y servicios, aumentar el PIB y reducir el déficit.

Foto de la función de producción
Figura 1. La Función de Producción.

El gráfico anterior refleja la producción (en miles de millones de €) en función del trabajo (en millones de trabajadores). Se trata de un gráfico de pendiente positiva – a más trabajadores más producción – y producto marginal del trabajo decreciente – conforme aumenta el número de trabajadores, el incremento de producción por cada unidad de trabajo incrementada es menor. Sin pretender ser exacto puede representar una aproximación al caso de España.

El año 2015 concluyó en España con 18 millones de personas ocupadas y un PIB de 1.081 miles de millones de €. Vemos como conforme a la función de producción, un aumento en el número de trabajadores supone incrementos significativos en la producción. Estos cambios pueden ser incluso observados en las variaciones interanuales de la producción, debido a la rápida respuesta a las variaciones de empleo.

Además, según la Ley de Okun, el crecimiento de la producción agregada de una economía respecto a la producción de pleno empleo está directamente relacionada con la tasa de desempleo por el factor 2,5. De manera que un aumento de la tasa de desempleo de un 1% produce una caída de la producción respecto a la producción de pleno empleo de un 2,5%. Si estimamos una tasa natural de desempleo del 7-8% y teniendo en cuenta la tasa de desempleo actual del 20,9%, el potencial de crecimiento de la producción agregada sería del 30%.

Por tanto vemos que reducir la tasa de desempleo aumenta el PIB, lo que a igual cantidad de déficit supone un porcentaje menor sobre este. Pero debemos tener en cuenta que reducir el paro reduce los gastos por transferencias en prestaciones de desempleo, incrementa los ingresos a la Seguridad Social, y aumenta la capacidad de consumo de los nuevos empleados, siendo todas estas medidas favorables para reducir el déficit.

Es muy intuitivo pensar que una economía no puede reducir significativamente su déficit con una tasa de desempleo del 21%, pero con los datos anteriores ya hemos confirmado lo que pensábamos. Así que buena parte de los esfuerzos en materia económica del gobierno venidero deberían dirigirse a reducir el desempleo, porque si lo consiguen el resto de variables macroeconómicas mejorarán en paralelo.

Bibliografía:

Instituto nacional de Estadistica, http://www.ine.es

“Macroeconomía”, autores Andrew B. Abel y Ben S. Bernanke

Autor: Alvaro Bengoa Legorburu

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